06 diciembre 2008

Una de cal y otra de arena

Bancruz y El cóndor arrancaron su partido pasadas las cuatro de la tarde en un encuentro que en algún momento, sobre todo en la segunda parte debió haberse suspendido, cuando el viento llegó a tener ráfagas de más de 90km por hora. Este hecho fue factor fundamental en el desarrollo de un partido que no fue tal, donde la redonda estuvo más tiempo afuera de los límites del campo que donde debía jugarse. Fue triunfo de El Cóndor, que sacó mayor provecho de esta circunstancia en la parte final y remontó el resultado adverso para quedarse con los tres puntos. Inmediatamente el partido Defensores – Ferro que completaba la jornada, fue suspendido, en un acto no solo de sensatez sino humanamente entendible.

Uno sabe que vivir en la Patagonia es tener muchas veces que rezongar con el viento, y eso no tiene arreglo, porque… como lo paramos???
Suspender el viento sobre todo como el de hoy, que te desgasta, te “jode” y te pone de mal humor es imposible. Pero convengamos que no iniciar un encuentro de fútbol porque las condiciones no lo permiten, o en su defecto, suspenderlo en algún momento hubiera tenido algo más de lógica. Convencido sistemáticamente que esta lógica de la que hablo, al menos aquí no se usa, el partido se jugó y voy de alguna forma a explicar lo que ocurrió en noventa minutos y monedas. Bancruz, necesitado de los tres puntos, arranca la primera parte poniendo proa hacia la ría local, esto es a favor del viento.
Leandro Llancao va de atacante, por necesidad y urgencia, suspendido Márquez, Don Sapunar confía el ataque al experimentado jugador. Cristian Bazán y Maxi Chávez por la zona media, uno por derecha y otro por izquierda. Matías Valdez bien plantado en el centro como su número cinco lo indica. La vuelta de Lastra en el fondo y Maxi Troncoso arrancado por izquierda en ataque sumado a Venancio Blanco.El fondo con la excepción de Lastra ya mencionado va igual. Esto es Maxi Ríos, Ferreras y Pagola.
Cóndor sin presiones de ningún tipo, salvo las que ellos mismos quieran imponerse en esto del amor propio y las ganas de revertir esta posición que dice que está por el fondo de la tabla y sin chance alguna.



Con viento en contra entonces Juan Díaz, manda a Diego Ojeda bien pegadito a Rubén Ruiz, casi como un doble “tres”. Dani Cabrera no pasa la mitad de cancha, su misión es pararse delante de la línea de cuatro (o cinco???) y “Si nos apuran, te plegás a los del fondo” habrá sido la charla de Juan en la previa “Que el desgaste lo hagan ellos”.
Y el desgaste, efectivamente lo hizo Bancruz. Pero el viento lo fue desgastando aún más al bancario. El partido (Partido???) se fue consumiendo en el tiempo, con incontables laterales y saques de arco que sí o sí debían hacerse de a dos, esto es, uno la tiene para que no se la lleve el viento y el otro trata de pegarle. En la primera fue Cóndor quien se cansó de tirar la pelota afuera y no por decisión propia sino porque el que mandó siempre fue el viento. En la segunda Bancruz la tiró afuera hasta el hartazgo, y no porque no quisiera jugar, por el contrario si nadie más que ellos necesitaban los tres puntos. Sin embargo, con viento en contra, fue Cóndor quien en los pies de Bechara dilapida la mejor chance de la etapa, cuando mano a mano con Ghel, Oscar le gana la pulseada por experiencia y lucidez en el achique.
Viento, ganas y lo que Ud. quiera adicionarle, hicieron que Bancruz dominara prácticamente todo el tiempo. Pero pecó de resignar tiros de larga distancia y justamente ese fue su mayor pecado. A dos del final, una corajeada de Bazán mordiendo el área se la lleva entre varias piernas rivales, que no lo tocan por eso del penal… y Cristian de derecha la pone lejos del alcance de Ludueña para gritar el primero e irse ganador al descanso al menos por la mínima.
Hora de estirar las piernas y exponerme un ratito al “aire”. Decirle que era casi imposible manterme en pie, era hasta minimizar la situación. Y me subí rápidamente a la comodidad que te da un vehículo, dando paso a un gesto de admiración de mi parte, para esos veintidós muchachos que pugnaban por sacar adelante un partido de fútbol.
Sin cambios fue la segunda parte, al menos en jugadores, la circunstancia ahora era otra en cuanto a los rivales. Bancruz contra el viento, Cóndor a favor. Y en la cancha ya el dibujo no es el mismo. Llancao baja a la “cueva” por los de la mueblería, sube unos metros Cabrera, que a sabiendas de lo “jodido” que es dominar la pelota por la mitad de cancha, darte vuelta y luchar contra las ráfagas por parte de los muchachos bancarios, empieza a ganar todas. Diego Ojeda, ya no es doble “tres” (invento mío este, pero solo para que entienda la posición que ocupaba) y se manda del medio hacia delante, de afuera hacia adentro. Y empieza a dar dolores de cabeza, porque lo agarra a contra pierna a Maxi Ríos. Los centrales en el fondo empiezan a cruzar a espaldas de los laterales, y empiezan Ferreras y Lastra a facturar horas extras. Maxi Chávez, corre todas y a todos, poniendo el alma en cada pelota. Pero El Cóndor se viene y sobre los siete de un tiro libre por derecha de Diego Ojeda, busca a Cabrera que se adelanta unos metros, va en dirección de la pelota safa de su marca y de “una” y de derecha clava el empate en uno.
Bancruz a remar ahora, contra el viento y resultado, quiere pero el clima está en su contra.. ¿Contra dije? Desde la mitad de cancha parte un pelotazo largo para Blanco volcado por izquierda, gana la espalda de Muñoz, y encara hacia el medio, pone proa rumbo a Ludueña, el Roly que sale a tapar, y Venancio con cara interna de su botín derecha le da la medida justa para que no llegue el arquero, ha buscado el poste izquierdo del uno de El Cóndor, y la pelota con un suspenso enorme ingresa lenta en el arco para que Bancruz respire y se ponga nuevamente arriba esta vez dos a uno.
Pero solo pasaron tres minutos, para que Muñoz le sirva por derecha un lateral a Sebastián Andrade, Seba camina uno dos metros y le pega un “viandazo” infernal porque el viento la captura, le imprime mayor potencia y hace vano el esfuerzo de Ghel que sufre el dos a dos.
Y a empezar de nuevo para el “azurro”, quiere, pero no puede… Intenta si, pero no consigue y los minutos pasan y aunque ya es imposible jugar, se sigue jugando. Me queda la duda de un penal que para mi ubicación le cometió Ludueña a Llancao pero es solo una apreciación. El balde de agua fría llega a cuatro del final, cuando el ingresado Colman gana en ataque por derecha, ante de arribar al vértice derecho del área mayor le mete el tiro de derecha “Si total todos lo pegan de lejos…porque yo no??”Pienza Jorge y el grito de gol de sus compañeros le dan la razón, porque ahora gana El Cóndor tres a dos. Mareco expulsa a Sapunar casi sobre la hora.
Antes de irse discute acaloradamente con Mareco y con Eduardo Lugo, su primer asistente.
En un día normal Bancruz en el descuento hubiera metido hasta el arquero en campo contrario, hoy eso era imposible, porque la pelota huía empujada por el viento y se acurrucaba en un rincón, pegadita al banderín, hasta que Mareco marcó el final de un partido que créame en cualquier lugar que no sea Gallegos se hubiera suspendido.
Me quedé firme, esperando por el plato fuerte que pintaba ser Defensores-Ferro, pero en un abrir y cerrar de ojos y en el vestuario se suspendió…Porque el viento superaba lo establecido para poder jugar ¡¿?!!!. Esta bien o esta mal? Si se suspendió este, porqué no se suspendió el otro? O si lo prefiere..Si se jugó el otro porque no se juega este??? Solo son preguntas que yo no puedo responder.. Solo pienso, mismo escenario, mismo viento..Solamente distintas resoluciones para un mismo caso. Para mi solo fue una de cal y otra de arena..solamente eso.