09 diciembre 2007

La cancha, el viento y mi fastidio

Hoy es el cierre de la segunda fecha de la liguilla, y para eso llego a la cancha de El Cóndor, escenario designado por la Liga para este encuentro. No puedo dejar de mencionar mi fastidio de venir a esta cancha, me siento en medio de la nada, dos arcos y un alambrado que jamás retiene una pelota, me marcan la realidad que aquí, hoy se juega un partido importante.
Dos punteros, Petrolero y El Cóndor están pasadas las diecinueve, frente a frente. El viento, eterno compañero de los fines de semana, hoy muestra nuevamente su desprecio por el fútbol, y nos castiga con ráfagas de más de setenta kilómetros. Es lo que hay dirá alguno, y bueno… me resigno, es lo que hay.
Veintidós almas voluntariosas, están en medio de esta nada. Rogel, arranca el partido diez minutos pasado el horario previsto y El Cóndor ataca con viento a favor, sin embargo Ludueña es el primero en revolcarse en este duro suelo, cuando a los tres minutos, saca junto a su poste izquierdo, un tiro de Monzón.
Sobre los ocho, diego Ojeda, casaca número siete, de los de la mueblería, aprovechando un tiro libre desde la derecha y con pierna zurda, hace que Barría, ahogue el grito de los azules. Misma jugada misma posición e igual atajada se repite sobre los catorce.
Y llegando a los cuarenta, pensando que la tercera era la vencida, de igual lugar, pero cambiando de ejecutante, ya que se tiene fe Díaz, se vuelve a salvar Petrolero. Casi sobre el final Copeckzny, desde fuera de área y en línea recta, intenta suerte con un derechazo, que Barría contiene sin problemas.
Y UD dirá, que pocas ganas de escribir tiene este hombre hoy. Nada más lejos de la realidad, pero el partido era tan malo, tan aburrido, que poner más letra es no haber estado en la cancha.
Encima Rogel, hacía todo bien, así que ni para hablar del árbitro tenía motivo.
Por suerte se acabó la etapa, con un cero por cero, digno y apropiado para lo visto.
Contradiciendo eso de segundas partes nunca fueron buenas… la segunda etapa, mejoró, no por fútbol, que siguió siendo tan pobre como al comienzo, pero si porque al menos tuvo las emociones necesarias para justificar estar a esta hora y en esta cancha.
Diego Ojeda, habitualmente por derecha se plantó en ataque por izquierda. Copeckzny, del centro a la derecha y Hernández buscaba unos metros más atrás en los espacios que ambos dejaban.
Petrolero? Viento a favor, que le producía desventajas, porque Monzón y Costas luchaban a brazo partido para poder detener una pelota, que picaba siempre y se iba o afuera o las manos de Ludueña. Y el Cóndor contra el viento, se sintió cómodo.
Sobre los dieciséis, pelota hacia la izquierda para Ojeda, la pone a ras del piso y de igual forma la estira para Hernández, que encuentra el hueco entre Márquez y Noriega, y encara, enfrenta a Barría, y siempre a ras del piso la pone de derecha al poste izquierdo del arquero de Petrolero.
Festejo a pleno de los dirigidos por Juan Díaz, que ganaban e igualaba el puntaje con Boca.
Petrolero? Seguía obnubilado y empecinado en pelotazos. Vera, el capitán era quien de alguna forma intentaba jugar por lo bajo, pero no encontraba aliados.
Y el Cóndor, con viento en contra y resultado a favor, siguió atacando, y Copeckzny, mete un derechazo infernal que desvía Barría.
Y tres minutos después de la apertura del marcador, otra vez gana por izquierda Ojeda (jugó mucho mejor por ese sector) manda centro pasado, se eleva René Ruiz, mete un frentazo seco, que se clava en el ángulo izquierdo del arquero que nada puede hacer para evitar el dos por cero. Encima pierde a un hombre el albirrojo, porque por doble amarilla Juan Carlos Gironi debe abandonar el campo.
Y el Cóndor? Cometió el error de creer que ya estaba, quizás Petrolero estaba grogui pero nunca le puso el golpe de gracia, y Petrolero, levantó la guardia y dio pelea, se lo empezó a llevar por delante, a los empujones es cierto, pero Ludueña empezó a trabajar de lo lindo, los centros llovían desde cualquier parte, y encima el viento hacía de las suyas, con parábolas de la pelota que nadie sabía a donde podía ir a parar.
Sobre los treinta y uno Monzón se la lleva por delante dentro del área chica y Ludueña la va a buscar adentro de su arco. Están dos por uno y hay mas de diez minutos por delante. Petrolero cree. Antes de los cuarenta, Cabrera infantilmente ve doble amarilla y afuera para equiparar la gente en cancha diez contra diez.
Y se le quemaba el rancho a El cóndor, porque sin fútbol, pero con mucho Factor “H” positivo Petrolero lo arrinconó en su arco.
Ni que decirle, cuando Rogel, que se había empeñado, en no equivocarse en todo el partido, adiciona cinco minutos (No fue exagerado ni mucho menos) corner tras corner, centro tras centro, hasta el rostro de Ludueña, le impidió el empate a Monzón.
Cuando Rogel pitó el final los abrazos de los muchachos de la mueblería fue interminable, están primeros junto a Boca, fueron segundos en el torneo, son una grata realidad de nuestro fútbol ... aunque yo siga teniendo el mismo fastidio cuando vengo a su cancha.

Imparcial.

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