20 junio 2007

A cuarenta años de la gran reestructuración del fútbol

CAPITULO I
En 1967 se produjo la primera gran reestructuración desde la instauración del profesionalismo en el fútbol argentino. Repasamos los cambios que hubo a partir de los primeros años de la década del ´60 hasta la implementación de los Torneos Metropolitano y Nacional, sin olvidarnos de los Promocionales y los Reclasificatorios.
Por Raúl Ramírez (Buenos Aires, Argentina), socio del CIHF.

El 3 de marzo de 1967, hace 40 años, se ponía en marcha con la disputa del partido entre Racing Club y Newell’s Old Boys el primer Campeonato Metropolitano de la Asociación del Fútbol Argentino. El cotejo, que terminó 0-0 se jugó un viernes por la noche en Avellanada e inauguró también la televisación de un partido adelantado por fecha.
Daba comienzo así una nueva etapa en el fútbol argentino, materializándose la más profunda reestructuración de los certámenes desde la implementación del Profesionalismo, con la disputa a partir de entonces de nuevos campeonatos que, además, significaban la incorporación de los equipos de las ligas de las provincias a los torneos de A.F.A.
Golpe de Estado e intervención de la A.F.A.
El golpe de estado encabezado por el Gral. Juan Carlos Onganía, el 28 de junio de 1966, que derrocó al gobierno de Arturo Illia, tuvo su correlato en la A.F.A., la que, como ocurría cada vez que una asonada tenía éxito, fue intervenida de inmediato. Así terminó la gestión del dirigente del fútbol paranaense Francisco Perette, hermano del hasta entonces Vicepresidente de la Nación, Carlos Humberto, que fue sucedido por Valentín Suárez, a cargo de la intervención. Suárez, de trayectoria sindical ligada al justicialismo, y además al club Banfield, ya había estado al frente de la A.F.A. con anterioridad. Traía instrucciones de practicar una reforma en el sistema de disputa de los certámenes, aunque antes de abocarse a esta debió dirigir sus esfuerzos al inminente campeonato Mundial que se disputaría en Inglaterra a partir del 11 de julio y en el que nuestra Selección Nacional, que cumplía una caótica gira previa por países europeos, parecía a punto de hacer un papelón.
De Suárez se dijo que fue el verdadero conductor del equipo cuyo DT era Juan Carlos Lorenzo, y que si bien no consiguió jugar bien, retornó recibido como “campeón moral” por una afición que, en época de vacas flacas futbolísticas, prefirió creer que nuestro equipo era víctima de un despojo, y no de sus propias limitaciones.
Superado con fortuna el episodio mundialista, en lo que influyeron los medios de prensa, pocos dispuestos a encontrar falencias en la gestión de cualquier funcionario de la recién implantada dictadura, (de hecho Suárez era un funcionario gubernamental) presentando a Rattín y demás futbolistas como héroes y al interventor como un hábil conductor, quedó a este el camino liberado para el proceso de reforma.

Reestructuración en marcha
Desde principios de la década había existido una creciente presión de los clubes mas poderosos para reducir el número de equipos participantes en Primera División, así como para marginar a los clubes del interior que jugaban los torneos de A.F.A (el modelo uruguayo parecía ser el horizonte de Antonio Liberti y Alberto J. Armando, presidentes de River Plate y Boca Juniors, que lideraban el proyecto). En ese sentido, la implementación de un seguro que debían abonar los clubes santafesinos a sus visitantes hizo la situación tan difícil para estos que algunas instituciones modestas se desafiliaron (1)
La resistencia de las instituciones más modestas (2) y algunas presiones políticas receptadas por el sensible oído de los dirigentes afistas en la asamblea de abril de 1964 (3), revirtieron el proceso momentáneamente. La suspensión de los descensos por 3 años decidida en la misma, había llevado el número de equipos en 1ra. División de 14 en 1963 a 20 en 1966.
Si bien la intervención había dejado todo el poder de decisión en manos del titular de la misma, lo que había sido el Comité Ejecutivo se mantenía como cuerpo consultivo. En ese marco Liberti aún sostuvo la necesidad de reducir a 14 el número de participantes. No sería oído.
El 26 de noviembre de 1966, el interventor hizo público el proyecto que incluía la creación de una competencia de carácter nacional, y un torneo metropolitano en dos zonas, punto que era el que más rechazo generaba entre los clubes directamente afiliados. Esgrimió dos argumentos, en realidad complementarios entre si, para la reforma: la necesidad de crear campeonatos más atractivos y la de recaudar más para mejorar las alicaídas finanzas de los clubes. El proyecto incluía, con el mismo fin, la televisación de un partido en directo los viernes por la noche.
Finalmente el 30 de noviembre todo quedó finiquitado, con la oposición formal de solo tres clubes: Argentinos Juniors, Gimnasia y Esgrima La Plata y Vélez Sarsfield. (4).

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